miércoles, 9 de abril de 2014

Quiero mirarme en tu espejo Jesús


Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.
                                   Santiago 1:23

Me gustaría mirarme al espejo y decidir que no quiero ser la persona que veo, que antes que cambiar el color de cabello, de lápiz labial o de sombra de ojos, que pueda decidir CAMBIAR mi forma de ser.



Mirate bien en el espejo observate ¿Que vez? por mas que te esfuerces solo puedes mirar tu exterior,si pudiera ver tu interior y mirar bien los detalles que afean tu testimonio, si prestas atención, es decir abres bien los ojos y miras tus defectos internos, que te hagan mantener el buen juicio, sin perder de vista la discreción, entonces ellas serán tu adorno, las que te embellecerán, las que harán rejuvenecer tu frente, las que adornarán tu rostro y cuello como si estuviera adornado con el mejor collar.


 ¡Añades belleza y honor, cuando temes a Dios!


¡Busca la belleza incorruptible! La ostentación y el lujo no son una opción cristiana, Y con eso no estoy suguiriendo de ningún modo que no cuides tu apariencia personal, recuerda que eres una princesa y como tal debes de lucir, recatada, sobria y elegante, Usando maquillaje que realce tu belleza natural, cuidate, arreglate sin que la moda y el maquillaje sean una prioridad en tu vida. No llames la atención por la ropa que usas, los colores que luces o el exagerado deseo de atraer las miradas de propios y extaños; Por traer lo que dicta la moda. Haz escuchado bien esa frase "LO QUE DICTA LA MODA" eso es precisamente lo que se convierte en tu vidam un dictador y tu te haces victima de sus caprichos.  Pues solamente te hace olvidar como cultivar tu belleza interior, la que consiste en un espíritu suave y apacible. 1 Pedro 3:3-5 “Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios. Así se adornaban en tiempos antiguos las santas mujeres que esperaban en Dios” Estas normas de Pedro no están limitadas a tiempo y cultura. 

Las mujeres cristianas se convierten en mujeres

virtuosas, haciendo el bien y confiando en Dios, llevando

una vida de obediencia, respetándose y traspirando

grato olor a Cristo.







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