martes, 30 de julio de 2013

Habitar al abrigo del Altísimo.




Todos hemos tenido un lugar secreto algunos bajo la cama otros dentro del closet o tal vez detrás de la casa o en un rincón del jardín. Bueno yo viví en una casa grande de acuerdo a la época no como ahora en dos pasos estas en la recamara y un paso de la cocina al comedor, bueno regresemos al punto, pues bueno yo tenia un lugar secreto donde me guardaba y me sentía segura que no me habrían de encontrar después de una travesura o para disfrutar de una golosina sin la mirada de el goloso de mi hermano menor.
 Ahora que ya soy una mujer adulta también tengo un lugar secreto.“habitar al abrigo de algo”? Significa habitar (estar, permanecer, quedarse) en el corazón de algo,  En este caso, es estar en el “lugar secreto” de Dios, tal y como traduce la KJV en inglés, en Su presencia; ese lugar en el que está Su Hijo amado y al que Dios nos permite entrar y disfrutar de la comunión íntima con El. En ese lugar especial, los creyentes estamos bajo la providencia de Dios, bajo Su protección y cuidado constantes. Dios es descrito en este versículo como “el Altísimo”, el más grande, el superior y “el Omnipotente”, el “Shaddai”, el Todopoderoso ¡Ese es el Dios que te protege! 
Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro Salmo 91:4 es por esa razón que podemos morar en paz y seguridad. Este lugar secreto es el lugar de descanso en Dios, un lugar de paz y consuelo. Este lugar secreto es un “lugar espiritual” donde la preocupación se desaparece y reina la paz. Es el lugar de la presencia de Dios. Cuando nosotros utilizamos tiempo orando, en búsqueda de Él y morando en su presencia, estamos en ese lugar secreto.   He aprendido que el único lugar seguro se encuentra con Él, nunca te dejará el salmo 91 me recuerda que si habito a su abrigo morare bajo la sombra del Omnipotente que esa clase de seguridad es la que nos da Dios cuando decidimos confiarle nuestras vidas, sin temores, sin miedos, ni incertidumbre, cuando el
habla de morar allí es vivir permanentemente con Él; no ir de visita ocasionalmente o cuando necesito un consejo o tal vez un milagro.
Si habitamos en Dios, es la misma cosa que morar con Dios. Juan 15:7 dice: “Si vives en mí [moras vitalmente unido a mí] y mis palabras moran en vosotros y continúan en tus corazones, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”.
David sabia mucho de esto como pastor en Israel, sabía lo que era estar bajo el sol sin ningún tipo de protección... hasta encontrar una sombra que lo resguardara del astro rey. Esta imagen también se refiere a los pájaros que protegen a los polluelos del sol dándoles sombra con sus alas. Del mismo modo Dios nos protege de cualquier cosa que pueda perturbarnos.

sábado, 13 de julio de 2013

Qué puedes decir de ti mismo?





¿Qué respondes cuando alguien te pregunta quién eres? ¿Con qué palabras te describes? ¿Qué puedes decir de ti misma?
Eres solo un nombre y apellido o una profesión.
¿Pero quiénes somos realmente? ¿Quiénes somos más allá de nuestros nombres propios y de las tareas que nos ocupan? ¿Quiénes somos en esencia? Si debiéramos definirnos en función de la razón de nuestra existencia, ¿quién diríamos que somos?
¿Qué respondes hoy tú a esta pregunta? ¿Qué puedes decir de ti mismo? ¿Puedes definirte en función de aquello que Dios pensó desde el principio para ti? Y si logras saber quién eres, ¿resuena tu voz fuerte en el desierto?
Este es el testimonio de Juan, cuando las autoridades judías enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle a Juan quién era él.
Le dijeron: -¿Quién eres, pues? Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué nos puedes decir de ti mismo? Juan les contestó: -Yo soy una voz que grita en el desierto: 'Abran un camino derecho para el Señor'…” (Juan 1:19 y 1:22-23)
¿Qué respondes hoy tú a esta pregunta? ¿Qué puedes decir de ti mismo? ¿Puedes definirte en función de aquello que Dios pensó desde el principio para ti? Y si logras saber quién eres, ¿resuena tu voz fuerte en el desierto?



1 Pedro 2:9

Dios Habla Hoy (DHH)
 Pero ustedes son una familia escogida, un sacerdocio al servicio del rey, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios. Y esto es así para que anuncien las obras maravillosas de Dios, el cual los llamó a salir de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa.

martes, 2 de julio de 2013

VAMOS HACER JABÓN

NO CONTAMINES VAMOS HACER JABÓN

Nunca algo tan fácil como verter aceite por el fregadero había causado tantos estragos, por más que no se vean los efectos están ahí y cada día van aumentando. En un futuro, no muy lejano, nos levantaremos y al mirar al mar lo veremos verde a causa del aceite vertido. Un solo litro de aceite doméstico contamina 1000 litros de agua, con este dato cabe preguntarse: ¿Por qué no reciclar el aceite?

El aceite que se arroja por el fregadero puede terminar en nuestros ríos. Una vez allí forma una lámina que no permite la oxigenación y acaba con los peces y plantas acuáticas. En lugar de hacer eso, se puede acumular en garrafas y fabricar nuestro propio jabón.
El aceite usado puede ser de cualquier clase (soja, oliva, girasol, semillas,…) lo único que se necesita es colarlo para eliminar los residuos. El resto de material es agua y sosa cáustica que se puede comprar en la droguería…
La receta del jabón es la siguiente:
• 2 litros y medio de aceite usado.
• 2 litros y medio de agua.
• Medio kilo de sosa cáustica.
1. En un espacio ventilado y con la ayuda de una cuchara de madera (apártala para su exclusivo), se disuelve en el agua medio kilo de sosa cáustica y un puñado de sal. Se creará una reacción química exotérmica (calor) que necesitará algunas horas hasta que se enfríe. La soda cáustica es un elemento que afecta la piel si se pone en contacto directo con ella. Por eso es recomendable utilizar guantes y gafas protectoras.
2. Se vuelca lentamente el aceite sobre la mezcla, removiendo con la cuchara lentamente y siempre en el mismo sentido, porque de lo contrario se puede “cortar” el jabón.
3. Se calienta la mezcla en una cazuela hasta alcanzar la temperatura de ebullición y se mantiene durante dos horas para producir la saponificación de las grasas. Esta reacción química es la que combina el sodio de la lejía con los ácidos grasos provenientes de los aceites para dar forma a una “sal orgánica soluble” que conocemos como jabón. Si quiere hacer jabón con esencias añada hierbas aromáticas u otros tipos de aromas naturales después de que la mezcla baje la temperatura a 40ºC.
4. Cuando la mezcla se espesa, se echa en los moldes y se deja hasta que endurezca, también lo puedes hacer en una tina rectangular o cuadrada y luego sola cortar